Por favor, entra a mi barca

Una vez, estando Jesús de pie junto al lago de Genesaret, y la multitud se agolpaba contra él para oír la Palabra de Dios, vio dos barcas allí a la orilla del lago; los pescadores habían salido de ellos y estaban lavando sus redes.

Se subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que se alejara un poco de la orilla.

Luego se sentó y enseñó a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: «Márchate en aguas profundas y echa tus redes para pescar». Simón respondió: «Maestro, hemos trabajado toda la noche, pero no hemos pescado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes.”

Cuando terminaron, pescaron tantos peces que sus redes comenzaban a romperse. Así que hicieron señas a sus compañeros en el otro bote para que vinieran a ayudarlos. Y vinieron y llenaron ambas barcas, de modo que comenzaron a hundirse.

Pero cuando Simón Pedro lo vio, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: «¡Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador!» Porque él y todos los que estaban con él estaban asombrados de la pesca que habían hecho…

Entonces Jesús le dijo a Simón: “No temas; de ahora en adelante serás pescador de gente”. Cuando trajeron sus barcas a la orilla, lo dejaron todo y lo siguieron.

Ahora, imagina que estás parado en la orilla del mar de Galilea. Escucha el ritmo de las olas rompiendo en la costa y observa a estos pescadores, lavando sus redes, ¿cómo se ven? Cansados, frustrados…  y tal vez dicen: ¿Como puede ser que no se haya pescado nada? ¿Por qué será qué pasa?  ¿Qué más podemos hacer?

¿Te has sentido así algunas veces? ¿Te siente si ahora? ¿Y si permites que sus se suba a barca?

Si, por favor, Jesús, sube a mi barca. Entonces Jesús sube a tu barca, Él te mira y te dice: “ahora puedes echar tus redes…”

Jesús irrumpe en tu tiempo, en tu “cronos”, en tu cansancio, en tu frustración y te dice “ahora”. Es un tiempo específico… Él te marca un “kairos”.

Él no está apurado, no tiene prisa, no teme llegar tarde….  Él es el dueño del tiempo…. Él se mueve en el plano eterno del tiempo… Él es Dios.

Por favor, Jesús, entra en mi fragilidad… marca tú la pauta, los ciclos, los tiempos, quita mi ansiedad…
Que tu amor despeje mis temores, yo en tus brazos puedo vivir confiado…

“Tú vas adelante y vas detrás, y pones tu mano de bendición sobre mi cabeza…” Salmo 139:5

¿Estás dispuesto a seguirlo y ayudar a otros que le sigan también?

¡Abrazos!

Mary y Daniel Diaz