Hoy, cuando menos acordamos, nos vemos envuelto en un sin número de actividades, programas y tareas que si uno se pone a pensar muchas veces no están sumando a lo transcendente, ni al propósito de Dios para nuestras vidas. Es decir, al diseño perfecto de Dios.
El diseño de Dios para toda su creación hace que, cuando se mantienen en sus propósitos -no hay alternativa- todo lo diseñado por Dios se vuelve fructífero. Las plantas, producen fruto y semilla, las aves vuelan aun cuando la ley de la gravedad parecía decir que esto es imposible… pero si te mueves en el diseño de Dios, “volaras”.
Cuando nos movemos en el diseño de Dios, no habrá alternativa, nos volveremos fructíferos en El propósito de Dios para nuestras vidas. El salmo uno nos lo recuerda, “y todo lo que hagas prospera”.
Es tiempo que revisemos todo lo que estamos hacienda, ya que, si te pasa como a mí, con mucha frecuencia me encuentro muy ocupado… pero sin ser fructífero.
Nos estamos dando cuenta que es muy fácil confundir estar ocupado con ser fructífero, son dos cosas muy diferentes. Puedes estar muy ocupado y nada fructífero. Pero puedes ser fructífero sin estar ocupado…
¿Cómo define Dios el ser fructífero?
En Juan 15, Jesús habla a sus discípulos: “Permaneced en mí, como yo también permanezco en vosotros. Ninguna rama puede dar fruto por sí sola; debe permanecer en la vid. Tampoco podéis dar fruto si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros sois las ramas. Si vosotros permanecéis en mí y yo en vosotros, daréis mucho fruto; Separados de mí nada podéis hacer.”
Entonces, para ser fructífero, es necesario dedicar tiempo a permanecer en Dios y permitirle establecer la agenda, no nuestras propias expectativas, ni las expectativas de nuestros colegas, sino la de Dios mismo.
Quizás ser fructífero en muchos casos se parezca a hacer cada tarea lo mejor que puedas, sabiendo que estás trabajando para Dios y no para las personas que te rodean (Colosenses 3:23-24).
Quizás en otro momento sea encontrar formas de sorprender y deleitar a tus colegas con un correo electrónico alentador o un mensaje motivador. O tal vez sea tan simple como dejar lo que estás haciendo, calmar el ajetreo y quedarte quieto, permaneciendo en Dios, deleitando en El. Es permitir que el Espíritu fluya y te muestra la agenda Divina para este día… es trabajar con inteligencia espiritual y creer que la tecnología, ni ahora la tan nombre inteligencia artificial, te solucionara los problemas…
La Biblia tiene muchos ejemplos y estímulos sobre cómo encontrar y escuchar a Dios en la quietud: su promesa de hacernos ‘reposar en verdes pastos’ y guiarnos por ‘aguas tranquilas’ en el Salmo 23, o en la cueva de Elías en 1 Reyes 19, Jonás en el vientre de la ballena, Jesús en el desierto o en un lugar solitario (Mateo 4; Marcos 1:35) y, por supuesto, la exhortación de David en el Salmo 46 de «estar quietos y saber que yo soy Dios».
¿Cómo cambiaría nuestra jornada laboral si nos tomáramos solo 10 minutos cada mañana para entregarle toda la agenda de nuestro trabajo a Jesús? Probar hablar con Jesús y contarle de los desafíos que debes enfrentar, junto con algunas respiraciones profundas durante unos minutos es un buen comienzo…. puede ayudar a reenfocarnos y refrescar nuestras mentes, y sacar al ídolo del ajetreo de su trono dictatorial para que ahora fluya la presencia de Su Espíritu Santo y nos renueve. Y nos de sus frutos… “amor, gozo, paz…”
Quiero compartirte una oración que venimos haciendo con Mary – basada en Efesio 4:16- y es esta;
“y hoy somos renovamos integralmente en todo nuestro ser…Esto implica nuestro espíritu, nuestra mente, emociones y cuerpo físico… ¡y también hasta nuestras circunstancias y relaciones!!!
De acuerdo con tus riquezas en Gloria, ¡que son infinitas!!!Por el poder de Tu Espíritu, el mismo que te levanto a Ti de los muertos, ¡es el que obra ahora en mí!!!”
Y entonces, moviéndonos en fe, nuevamente al diseño de Dios para nuestras vidas, limpio mi agenda, para caminar solo en Sus propósitos y ser fructíferos en todo lo que hagamos para la Gloria de Dios.
Que así sea.