¡JESÚS: AYER, HOY Y SIEMPRE!

“Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”Lucas 2:10-11

A medida que se acerca la Navidad y nos preparamos para celebrar el nacimiento de Jesús, reflexionemos sobre este asombroso evento que cambió el rumbo de la historia. En Lucas 2:10-11, un ángel tranquiliza a unos pastores con noticias emocionantes: “No temáis; porque os doy noticias llenas de alegría, que serán para toda la gente: que hoy ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es el Cristo, el Señor”.

Jesús, el Salvador del mundo, vino como un bebé vulnerable, dependiendo de otros para sobrevivir. Abandonó su gloria y poder para transmitirnos un mensaje poderoso. Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”, nos muestra la dependencia de Cristo de los demás, recordándonos que nadie es totalmente independiente, ni siquiera Dios encarnado. En esta Navidad, reflexionemos sobre nuestra vulnerabilidad y dependencia de otros para el cuidado diario, la provisión y todos los recursos necesarios para cumplir nuestra misión. Agradecemos a Dios por quienes nos rodean, oran por nosotros y nos apoyan, reflejando el amor de Dios en nuestras vidas y cumpliendo juntos la Gran Comisión.

Cuando Jesucristo nació, no fue en medio de lujos y celebraciones ostentosas. En un sencillo pesebre, sin doctores ni fuegos artificiales, un ángel anunció su llegada a humildes pastores. Aunque los pastores inicialmente temieron, el ángel les aseguró: “No temáis”.

El término griego “evangelizo” o “nuevas”, usado en Lucas 2, significa “anunciar buenas nuevas”. Estas noticias no solo eran motivo de alegría, sino de “gran” alegría, como la que experimentan quienes reciben buenas noticias después de esperar mucho tiempo. Estas “buenas nuevas” no pueden guardarse, deben compartirse con todo el pueblo.

El ángel anunció que Jesús nació ese día: “Os ha nacido hoy”. La buena noticia no esperó, y de la misma manera, no debemos posponer compartir las buenas nuevas que liberan de la carga del pecado.

“Salvador” significa “Sotér” en griego, y tanto el Padre como el Hijo son llamados así. Jesús es el Salvador, el único que puede liberarnos de la condena del pecado y salvarnos de nuestras propias inmundicias.

El ángel declara que Jesús “es el Cristo, el Ungido de Dios, el Salvador esperado”. Ya no necesitamos esperar a otro Mesías. La espera ha terminado.

En conclusión, reflexionemos sobre este anuncio en términos prácticos:

  • Las buenas nuevas del evangelio no se dieron a eruditos, sino a sencillos pastores. Compartir estas noticias solo requiere disposición de corazón.
  • No guardemos silencio sobre las buenas nuevas; compartámoslas con todo el pueblo.
  • No posterguemos las buenas nuevas para mañana, ya que “hoy es el día de salvación”.
  • Las buenas nuevas del evangelio son el mejor regalo en Navidad. Otros regalos traen momentos de alegría, pero solo el evangelio causa “gran gozo” que perdura por la eternidad.

Gran abrazo y Feliz navidad!!!

Mary y Daniel Diaz

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