¿Qué es la identidad?

Del “Missio Dei” al “Coram Deo”

Repensando nuestra Identidad Misional

Parte I: ¿Qué es la identidad?

La identidad es un concepto complejo que se refiere a la comprensión de quiénes somos como individuos y cómo nos definimos a nosotros mismos en relación con los demás y con el mundo que nos rodea. Existen diferentes teorías y enfoques sobre la identidad, y diferentes autores han abordado el tema desde diversas perspectivas.

Algunos autores y sus fuentes relevantes sobre la identidad son:

El Psicólogo y psicoanalista alemán, Erik Erikson, que desarrolló la teoría de las etapas psicosociales del desarrollo humano, en su libro “Identidad: juventud y crisis” (1968), aborda la cuestión de la identidad en la adolescencia y cómo los jóvenes enfrentan una crisis de identidad mientras buscan un sentido de sí mismos.

Por otro lado, James Marcia, psicólogo canadiense que desarrolló la teoría de la identidad de la identidad de la personalidad, en su libro “Identidad en la adolescencia y la edad adulta” (1993), describe cuatro estados de identidad en los que los individuos pueden encontrarse: difusión de identidad, moratoria, consolidación de identidad y logro de identidad.

George Herbert Mead, filósofo y sociólogo estadounidense que desarrolló la teoría de la identidad social, en su libro “Espíritu, persona y sociedad” (1934), argumenta que la identidad se forma a través de la interacción social, en la que los individuos adoptan y internalizan los roles y expectativas sociales.

También podemos citar a Judith Butler, filósofa y teórica del género estadounidense que ha abordado la cuestión de la identidad de género, en su libro “El género en disputa” (1990), donde argumenta que la identidad de género no es algo dado, sino que es el resultado de una serie de prácticas culturales y sociales que construyen y regulan el género.

Finalmente citemos a Charles Taylor, filósofo canadiense que ha abordado la cuestión de la identidad cultural. En su libro “Fuentes del yo: la construcción de la identidad moderna” (1989), Taylor argumenta que la identidad se forma en relación con la cultura y la historia, y que la identidad personal es inseparable de la identidad cultural.

Resumiendo, y sintetizando, la identidad es un concepto complejo que ha sido abordado por diversos autores desde distintas perspectivas. Los trabajos de Erikson, Marcia, Mead, Butler y Taylor son solo algunos ejemplos de las diversas teorías y enfoques sobre la identidad que existen.

Y del punto de vista bíblico, ¿qué es la identidad y como se la construye?

Desde una perspectiva bíblica, la identidad es el sentido de quiénes somos como seres humanos creados a imagen y semejanza de Dios. Según la Biblia, nuestra identidad se encuentra en nuestra relación con Dios, quien nos creó y nos llama a una vida de amor y servicio a Él y a los demás.

La construcción de nuestra identidad como cristianos se da a través de la relación personal con Dios, que nos revela quiénes somos y cuál es nuestro propósito en la vida. La Biblia nos enseña que nuestra identidad se basa en nuestra relación con Cristo y en nuestra pertenencia a la comunidad de fe.

En Efesios 1:3-14, Pablo describe la identidad de los cristianos como hijos adoptados de Dios, redimidos por la sangre de Cristo y sellados con el Espíritu Santo. En Colosenses 3:1-17, el apóstol nos exhorta a buscar las cosas de arriba y a despojarnos de las actitudes y comportamientos que no reflejan nuestra identidad en Cristo.

La construcción de nuestra identidad también implica la renovación de nuestra mente y la transformación de nuestro carácter a través del poder del Espíritu Santo (Romanos 12:2). Debemos poner nuestra confianza en Dios y permitir que Él nos moldee a su imagen y semejanza, reconociendo nuestra dependencia de Él para cumplir nuestro propósito y vivir una vida plena y significativa.

Por lo tanto, la identidad desde una perspectiva bíblica se basa en nuestra relación con Dios y nuestra pertenencia a la comunidad de fe. Se construye a través de la renovación de nuestra mente y la transformación de nuestro carácter por el poder del Espíritu Santo, reconociendo nuestra dependencia de Dios y permitiéndole que nos guíe y nos moldee a su imagen y semejanza.

Y que se entiende, ¿por nuestra Identidad misional?

Desde una perspectiva bíblica, nuestra identidad misional se basa en el llamado que Dios nos ha hecho para extender su amor y su mensaje de salvación a toda la humanidad. En este artículo, exploraremos algunas citas bíblicas que ilustran nuestra identidad misional como seguidores de Cristo.

En primer lugar, tenemos la Gran Comisión, que se encuentra en Mateo 28:19-20: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Esta es una llamada clara y directa a compartir el mensaje de salvación de Cristo con todo el mundo y hacer discípulos en todas las naciones. También nos recuerda que no estamos solos en esta tarea, ya que Cristo promete estar con nosotros siempre.

En segundo lugar, tenemos la Parábola del Buen Samaritano, que se encuentra en Lucas 10:25-37. En esta historia, un hombre es asaltado y dejado medio muerto en el camino, y dos líderes religiosos lo ignoran. Sin embargo, un samaritano, a pesar de ser visto como un enemigo de los judíos, lo ayuda y lo lleva a un lugar seguro. Esta parábola nos recuerda que nuestra identidad misional no se trata solo de compartir el mensaje de salvación de Cristo, sino también de servir a los demás y demostrar su amor de manera tangible.

En tercer lugar, tenemos la carta de Pablo a los Corintios, en la que escribe: “Todo esto es obra de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación” (2 Corintios 5:18). Esta cita nos recuerda que nuestra identidad misional se basa en la obra redentora de Cristo y en la tarea de llevar a otros a esa misma reconciliación con Dios.

Finalmente, tenemos la carta de Pedro, en la que escribe: “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9). Esta cita nos recuerda que nuestra identidad misional se basa en nuestra posición como pueblo elegido de Dios, y que nuestra tarea es anunciar sus virtudes y llevar su luz al mundo.

En resumen, nuestra identidad misional como seguidores de Cristo se basa en la Gran Comisión de compartir el mensaje de salvación, la Parábola del Buen Samaritano de servir a los demás, la carta de Pablo a los Corintios de la reconciliación y la carta de Pedro de ser un pueblo elegido para llevar la luz de Dios al mundo. Que cada uno de nosotros, como parte de este pueblo elegido, abrace nuestra identidad misional y trabaje para cumplir la tarea que Dios nos ha encomendado.

Daniel Diaz

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